Uno
de los postulados de la Teoría de la relatividad especial de Einstein es que la
velocidad de la luz es una constante universal, es decir, no depende, para cada
medio, del movimiento relativo de los observadores inerciales ni del movimiento
de las fuentes luminosas, y además es una velocidad límite. Este hecho ha
tenido consecuencias importantes a la
hora de medir intervalos de distancias y tiempos, demostrando que estas medidas
dependen del sistema inercial de referencia del observador. Estas consecuencias
o efectos relativistas son, entre otros, la “contracción de la longitud o del
espacio” (los objetos se acortan en la dirección del movimiento, tanto más
cuanto mayor es su velocidad, hasta una longitud nula en el límite de la
velocidad de la luz si se pudiese alcanzar) y la “dilatación del tiempo” (el
paso del tiempo es cada vez más lento a medida que aumenta la velocidad del movimiento
del objeto hasta pararse en el límite de la velocidad de la luz).
La
contracción de la longitud consiste en que el resultado que obtiene un
observador situado en un sistema inercial en movimiento al medir la longitud de
una regla, que se desplaza en la misma dirección y sentido, es mayor que la que
aprecia otro observador en reposo situado fuera del sistema en movimiento. Por
tanto, las medidas realizadas por el viajero desde el punto de vista del
observador exterior son más cortas de lo previsto antes del viaje, como si se
produjera una contracción de la longitud del objeto por el hecho de estar en
movimiento y ser observada la medida desde el exterior (efecto contrario en la
dilatación relativista del tiempo).
Supongamos que dos observadores inmóviles miden la longitud de un objeto,
L0, en la Tierra. Uno de ellos entra en un vehículo y viaja a una
velocidad relativista constante (por ejemplo, en una nave espacial o en el tren
de Einstein); mide de nuevo la longitud del objeto y obtiene el mismo
resultado, no en vano se considera situado en un sistema inercial de
referencia. Pero si el que se ha quedado inmóvil en la Tierra observa la
medición que está realizando el viajero encuentra que el valor de la medida, L,
es menor. Como si la longitud se hubiera contraído.
Este
efecto es relativista, es decir, sólo apreciable si el objeto se halla en un
sistema que se desplaza a velocidades cercanas a la de la luz y viene descrito
por la llamada Transformación de Lorentz:
L = Lo /ϒ = Lo (1- v2/c2)1/2
Donde ϒ = 1 / (1
– v2/c2)1/2 es el factor de Lorentz,
que es mayor que 1, Lo es la longitud medida por un observador
estacionario (longitud propia) y L (longitud impropia) es, como detecta el
observador inmóvil, la medida realizada por el que se desplaza a una velocidad
relativista, v (cercana a la velocidad de la luz c), según.
Como la
raíz cuadrada del factor de Lorentz es <1, se cumple que
L < Lo.
Por lo tanto, la longitud impropia L siempre se
aprecia contraída respecto a la longitud propia Lo. Einstein predice
que los objetos se observan acortados en la dirección del movimiento tanto más
cuanto mayor es su velocidad (a la velocidad de la luz, la longitud sería nula:
si v = c, L = 0). Pero esta contracción relativista sólo es apreciable por
observadores situados en sistemas inerciales de referencia externos al sistema
en movimiento (a velocidades relativistas, por ejemplo, en el “tren de
Einstein”) y no por observadores inerciales interiores al mismo. Estos podrían
apreciar estos efectos para sucesos ocurridos en la Tierra, por ejemplo, la
medida de la longitud del mismo objeto, al considerar que la que se mueve es la
Tierra y no ellos.
Si un
objeto se halla en un sistema de referencia inercial que viaja a una velocidad
de 0,1c, un observador interior mide L0 = 1 m para su longitud, en
la dirección del movimiento, sin embargo, un observador exterior en reposo ve
que la medida que realiza el viajero es de L = 0,995 m, aproximadamente. Según
la transformación de Lorentz:
L = Lo (1- v2/c2)1/2
= 1 · √1-0,12 = 1 · √0,99 ≈ 0,995 m
Si el observador viajero observa la medida del
mismo objeto pero realizada por el observador terrestre aprecia los efectos
relativistas y obtiene también 0,995 m. El objeto no se contrae materialmente,
sino que la apreciación en cada sistema de referencia es distinta. Tal como
ocurre con el efecto relativista de la dilatación del tiempo, pero
evidentemente en este caso el tiempo se dilata.
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