La Teoría de la Relatividad y la Mecánica
Cuántica son las piedras angulares de la Física Moderna. Muchos pensaban que se
podía describir el movimiento de los cuerpos recurriendo a las ideas de Galileo
y Newton sin mayores problemas. Pero la Mecánica Clásica presentaba serias
dificultades a la hora de estudiar el movimiento de los cuerpos a velocidades
muy grandes; hubo que modificar las ecuaciones del movimiento y de la energía
para explicar una serie de hechos, tal como se evidenció experimentalmente al observar
el movimiento de las partículas elementales a velocidades cercanas a la de la
luz.
Para resolver este problema, Einstein
enunció la Teoría de la Relatividad
Especial o Restringida (1905), cuyos postulados son:
1º) No existe el sistema
inercial de referencia absoluto, es decir, ningún fenómeno físico puede darnos
información sobre el movimiento del sistema inercial desde el que es observado
(no se puede poner de manifiesto, desde el interior de un sistema inercial, el
movimiento rectilíneo y uniforme de que está dotado, sólo es posible desde un
sistema de referencia exterior). La velocidad de un objeto móvil depende del
sistema de referencia desde el que se observe, como sucede cuando se viaja en
un tren a cierta velocidad v y se lanza un objeto en la misma dirección con
velocidad v´, para un observador del interior del tren el objeto lleva una
velocidad v´, sin tener en cuenta que se mueve con el tren, sin embargo para un
observador situado en la vía o andén, la velocidad del objeto es v+v´.
2º) La velocidad de la
luz es una constante universal. Es decir, es independiente, para cada medio,
del movimiento relativo de los observadores inerciales y del movimiento de las
fuentes luminosas (en cada medio, la velocidad de la luz es la misma sea cual
sea el sistema de referencia desde donde se emite, se observe desde donde se
observe). Y además es una velocidad límite.
Einstein apreció que el
hecho de la constancia de la velocidad de la luz tenía consecuencias importantes
a la hora de medir intervalos de distancias y tiempos entre dos sucesos,
demostrando que estas medidas dependen del sistema de referencia del
observador. Estas consecuencias o efectos relativistas son la “contracción de
la longitud o del espacio” (los objetos se acortan en la dirección del
movimiento tanto más cuanto mayor es su velocidad, hasta una longitud nula en
el límite de la velocidad de la luz), la “dilatación del tiempo” (el paso del
tiempo es cada vez más lento a medida que aumenta la velocidad de su movimiento
hasta pararse en el límite de la velocidad de la luz), el “aumento de la masa”
(la masa de los objetos en movimiento aumenta con la velocidad hasta hacerse
infinita en el límite citado) y “la “equivalencia de la masa y la energía”. Todos
estos fenómenos relativistas implican que las magnitudes citadas sean medidas
desde sistemas de referencia inerciales.
Aunque esta teoría conduce a fenómenos que chocan con
el sentido común, caso de “la paradoja de los gemelos”, se pueden demostrar
aplicando nuevas ecuaciones relativistas.
En la teoría de la relatividad se elimina el concepto de un tiempo absoluto,
cada individuo posee su propia medida personal del tiempo, según donde se halle
y de cómo se mueva. Supongamos que uno de los gemelos de la citada paradoja se
va a vivir a la cima de una montaña, mientras que el otro permanece al nivel
del mar. El primero envejecerá más rápidamente que el segundo y si volvieran a
encontrarse, sería más viejo que el otro, pero la diferencia de edad sería muy
pequeña y no se observaría. Sería mucho mayor y apreciable si uno de los
gemelos se fuese de viaje en una nave espacial a una velocidad cercana a la de
la luz, pues al volver sería mucho más joven que el que se quedó en la Tierra.
Esto es sólo una paradoja si uno tiene siempre en la cabeza la idea de un
tiempo absoluto.
En 1915,
Einstein dio a conocer La Teoría de la Relatividad General, al tener en cuenta
la existencia de campos gravitatorios. En realidad la Teoría General se reduce
a la Teoría Especial en ausencia de campos gravitatorios y sus resultados
coinciden con los de la gravedad newtoniana en campos gravitatorios débiles. La
relatividad general generaliza el principio de relatividad de Einstein para un
observador arbitrario y propone que la propia geometría del espacio-tiempo (en
el que está situado todo lo que observamos) se ve afectada por la presencia de
materia, de lo cual resulta una teoría relativista del campo gravitatorio.
Predice que el espacio-tiempo no será plano en presencia de materia y que la
curvatura del espacio-tiempo, debido a la presencia de masa, será percibida
como un campo gravitatorio.
De acuerdo con la
Teoría de la Relatividad, el espacio-tiempo (espacio de cuatro dimensiones,
tres espaciales y una cuarta temporal,
inseparablemente relacionadas en el que se desarrollan todos los eventos
físicos del Universo en el que vivimos) es curvo, siendo la gravitación la
manifestación de esta curvatura. El espacio-tiempo se ve afectado por todo lo
que tenga masa (materia-energía) de tal forma que esta magnitud lo distorsiona
y lo curva, haciendo evidente la gravedad, como ocurre con los planetas que se
desplazan alrededor del Sol siguiendo las correspondientes curvas del
espacio-tiempo, o como sucede en la Tierra en la que los cuerpos son atraídos
gravitatoriamente. Pero, la masa de los cuerpos no solo deforma el espacio sino también
el tiempo, de tal manera que cerca de un cuerpo de gran masa el tiempo
transcurre más lentamente.
Los cambios que
introduce Einstein sólo son notables a velocidades cercanas a la velocidad de
la luz; a velocidades corrientes son tan pequeños que se pueden ignorar, en
cuyo caso se pueden aplicar las leyes de Newton sin mayor problema. Tales
velocidades elevadas se consiguen con las partículas subatómicas en los
aceleradores de partículas (CERN), pudiéndose demostrar que los cambios
predichos por Einstein se dan realmente y con gran exactitud.
Para resolver este problema, Einstein
enunció la Teoría de la Relatividad
Especial o Restringida (1905), cuyos postulados son:
1º) No existe el sistema
inercial de referencia absoluto, es decir, ningún fenómeno físico puede darnos
información sobre el movimiento del sistema inercial desde el que es observado
(no se puede poner de manifiesto, desde el interior de un sistema inercial, el
movimiento rectilíneo y uniforme de que está dotado, sólo es posible desde un
sistema de referencia exterior). La velocidad de un objeto móvil depende del
sistema de referencia desde el que se observe, como sucede cuando se viaja en
un tren a cierta velocidad v y se lanza un objeto en la misma dirección con
velocidad v´, para un observador del interior del tren el objeto lleva una
velocidad v´, sin tener en cuenta que se mueve con el tren, sin embargo para un
observador situado en la vía o andén, la velocidad del objeto es v+v´.
2º) La velocidad de la
luz es una constante universal. Es decir, es independiente, para cada medio,
del movimiento relativo de los observadores inerciales y del movimiento de las
fuentes luminosas (en cada medio, la velocidad de la luz es la misma sea cual
sea el sistema de referencia desde donde se emite, se observe desde donde se
observe). Y además es una velocidad límite.
Einstein apreció que el
hecho de la constancia de la velocidad de la luz tenía consecuencias importantes
a la hora de medir intervalos de distancias y tiempos entre dos sucesos,
demostrando que estas medidas dependen del sistema de referencia del
observador. Estas consecuencias o efectos relativistas son la “contracción de
la longitud o del espacio” (los objetos se acortan en la dirección del
movimiento tanto más cuanto mayor es su velocidad, hasta una longitud nula en
el límite de la velocidad de la luz), la “dilatación del tiempo” (el paso del
tiempo es cada vez más lento a medida que aumenta la velocidad de su movimiento
hasta pararse en el límite de la velocidad de la luz), el “aumento de la masa”
(la masa de los objetos en movimiento aumenta con la velocidad hasta hacerse
infinita en el límite citado) y “la “equivalencia de la masa y la energía”. Todos
estos fenómenos relativistas implican que las magnitudes citadas sean medidas
desde sistemas de referencia inerciales.
Aunque esta teoría conduce a fenómenos que chocan con
el sentido común, caso de “la paradoja de los gemelos”, se pueden demostrar
aplicando nuevas ecuaciones relativistas.
En la teoría de la relatividad se elimina el concepto de un tiempo absoluto,
cada individuo posee su propia medida personal del tiempo, según donde se halle
y de cómo se mueva. Supongamos que uno de los gemelos de la citada paradoja se
va a vivir a la cima de una montaña, mientras que el otro permanece al nivel
del mar. El primero envejecerá más rápidamente que el segundo y si volvieran a
encontrarse, sería más viejo que el otro, pero la diferencia de edad sería muy
pequeña y no se observaría. Sería mucho mayor y apreciable si uno de los
gemelos se fuese de viaje en una nave espacial a una velocidad cercana a la de
la luz, pues al volver sería mucho más joven que el que se quedó en la Tierra.
Esto es sólo una paradoja si uno tiene siempre en la cabeza la idea de un
tiempo absoluto.
En 1915,
Einstein dio a conocer La Teoría de la Relatividad General, al tener en cuenta
la existencia de campos gravitatorios. En realidad la Teoría General se reduce
a la Teoría Especial en ausencia de campos gravitatorios y sus resultados
coinciden con los de la gravedad newtoniana en campos gravitatorios débiles. La
relatividad general generaliza el principio de relatividad de Einstein para un
observador arbitrario y propone que la propia geometría del espacio-tiempo (en
el que está situado todo lo que observamos) se ve afectada por la presencia de
materia, de lo cual resulta una teoría relativista del campo gravitatorio.
Predice que el espacio-tiempo no será plano en presencia de materia y que la
curvatura del espacio-tiempo, debido a la presencia de masa, será percibida
como un campo gravitatorio.
De acuerdo con la
Teoría de la Relatividad, el espacio-tiempo (espacio de cuatro dimensiones,
tres espaciales y una cuarta temporal,
inseparablemente relacionadas en el que se desarrollan todos los eventos
físicos del Universo en el que vivimos) es curvo, siendo la gravitación la
manifestación de esta curvatura. El espacio-tiempo se ve afectado por todo lo
que tenga masa (materia-energía) de tal forma que esta magnitud lo distorsiona
y lo curva, haciendo evidente la gravedad, como ocurre con los planetas que se
desplazan alrededor del Sol siguiendo las correspondientes curvas del
espacio-tiempo, o como sucede en la Tierra en la que los cuerpos son atraídos
gravitatoriamente. Pero, la masa de los cuerpos no solo deforma el espacio sino también
el tiempo, de tal manera que cerca de un cuerpo de gran masa el tiempo
transcurre más lentamente.
Los cambios que
introduce Einstein sólo son notables a velocidades cercanas a la velocidad de
la luz; a velocidades corrientes son tan pequeños que se pueden ignorar, en
cuyo caso se pueden aplicar las leyes de Newton sin mayor problema. Tales
velocidades elevadas se consiguen con las partículas subatómicas en los
aceleradores de partículas (CERN), pudiéndose demostrar que los cambios
predichos por Einstein se dan realmente y con gran exactitud.